School Rubric

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Gestión escolar en tiempos de pandemia

Cuando enunciamos la palabra escuela, nos remitimos al espacio del encuentro en la construcción del conocimiento. Es por ello, que nos interrogamos, y además, reflexionamos sobre las formas de mantener el vínculo escolar, cuando las circunstancias de una crisis sanitaria mundial en sus inicios, demandó un aislamiento físico, para lo cual, los hogares con sus multiplicidades de características tuvieron que asumir el espacio físico que sería posibilitador del vínculo para mantener la escuela abierta en la distancia. Muy seguramente cada experiencia tiene diversos matices, es por ello, que aquí les compartiré un poco la perspectiva de la gestión de la Institución educativa Llanos de Cuivá de Yarumal, Antioquia (Colombia), una mirada a la escuela en estos tiempos de pandemia, una forma de recrear los vínculos y mirar el futuro con esperanza. Se inicia relatando la llegada a la rectoría en medio de la contingencia y luego se reflexiona sobre los procesos que se llevaron a cabo durante este tiempo.

Después de haber tenido algunas experiencias como docente en diferentes niveles de la educación y coordinación de una institución educativa, se me presentó la oportunidad de asumir una rectoría en encargo, asunto que en algún momento había contemplado pero que no imaginé que se daría en circunstancias tan complejas. La primera opción fue dudar, pues, era natural que me preguntara cómo tejer un vínculo con quienes no conocía y era probable que no pudiera conocer en mucho tiempo. La segunda opción, fue apostarle a intentarlo y procurar con ello, una nueva perspectiva de gestión educativa, con lo cual, me distanciaba de las formas conocidas en la escuela presencial que hasta ahora me habían habitado.

Fue así como el 8 de mayo de 2020, haciendo uso de los permisos que teníamos los directivos docentes para movilizarnos en el marco de las funciones propias de la gestión y cumpliendo los protocolos de bioseguridad, me desplacé a la institución educativa que había elegido para asumir la rectoría, me parecía fundamental, conocer el espacio físico donde hasta hace poco – menos de dos meses- se había congregado la comunidad educativa. Ya en la institución en contacto con el coordinador y la secretaría, sus voces y los detalles de los espacios me fueron acercando a su historia, a las vivencias cotidianas, a su horizonte institucional y con ello, a la identidad de la institución en el contexto del Corregimiento de los Llanos de Cuivá, Yarumal, lo cual en el día a día iría conociendo un poco más.

Ese mismo día, en la tarde, establecí contacto telefónico con los maestros y maestras de la institución, incluida sus sedes Santa Isabel, San Antonio, El Retiro y la Bella, como una forma de unirme al primer eslabón de la escuela que permanecía abierta en la distancia. Escuchar sus voces, saber cómo estaban y dónde se encontraban, era como subir a tripular un barco mirando a los ojos al equipo que haría posible el viaje. Muy pocos se encontraban en el corregimiento de los Llanos de Cuivá, desde diferentes lugares, incluidas otras subregiones del departamento, todos se percibían seguros del compromiso que tenían y de la pasión por la educación con la que estaban asumiendo el reto de la enseñanza en la distancia.

Los estudiantes, no todos vivían en el corregimiento, muchos estaban ubicados en veredas aledañas, algunos se habían ido a otros municipios, e incluso a otras regiones. En las primeras informaciones diagnósticas que se recolectaron sobre la caracterización de la población estudiantil, encontramos que la Institución tenía alrededor de 800 estudiantes de los diferentes niveles y sedes, además del programa dominical -educación para la población adulta-, pero más del 60% de la población escolar tenía dificultades para conectarse de forma sincrónica en los procesos de enseñanza.

La calidad educativa es la suma de múltiples factores que configuran escenarios posibles.

¿Cómo mantener la escuela abierta en la distancia en estas circunstancias? ¿De qué forma procurar el vínculo y la construcción del conocimiento? Aquí en este punto, es necesario resaltar que el tejido de relaciones humanas asociadas al compromiso de los maestros – maestras y familias, fue fundamental. Los docentes de forma mayoritaria mantuvieron la apertura al diálogo y con ello a entender las situaciones por las cuales los trabajos llegaban a destiempo e incluso incompletos o no llegaban. Motivaron de forma permanente la continuación de los estudios, en los tiempos y condiciones que las familias los pudieran hacer, dado que, las situaciones eran diversas, algunos tenían las condiciones y el entusiasmo para hacerlo, pero muchas familias por situaciones económicas, dificultades de conectividad, de comprensión de las actividades o temáticas optan por desistir del proceso.

Se estableció diálogo personalizado tanto de parte de los maestros como de las directivas, con lo cual se logró continuidad, pero como suele suceder en circunstancias tan complejas, quedó faltando o al menos se hubiese querido poder establecer comunicación con todos y procurar los medios para que los estudiantes dieran curso a su año lectivo. Entre las posibilidades que se brindaron estuvo la entrega de talleres en medio impreso a cada familia que no tenía las posibilidades del trabajo virtual y a su vez, el préstamo de tablet y equipos de computación para quienes podían establecer la conectividad.

Somos conscientes que un estudiante que interrumpe su ciclo escolar, tiene más posibilidades de desertar del todo, del sistema educativo.  Es por ello, que fue fundamental procurar el vínculo –hasta donde humanamente se pudo- y las condiciones para la valorar los procesos teniendo en cuenta las situaciones de las familias. Sin embargo, un porcentaje de estudiantes no alcanzaron los propósitos establecidos por más que se gestionaron formas o tiempos.

En este orden de ideas, hay algo que quisiera mencionar y es que en ocasiones existe una creencia que se generaliza sobre el hecho de que los estudiantes no trabajan porque no quiere, no responde porque les da pereza, en fin, cuestiones que de forma literal por supuesto que, reflejan una resistencia a los procesos y una frustración frente a las luchas pedagógicas de los docentes. Pero en este asunto es necesario mirar el trasfondo, estudios como los realizados por la fundación Bofill (2020), Torres (2019) Bretones (2020), han demostrado que un estudiante de un perfil socioeconómico más bajo, tiene entre cuatro y seis veces más posibilidades de repetir el año escolar. Es por ello que, como escuela tenemos una gran responsabilidad y me refiero a la escuela haciendo alusión a todas las instituciones educativas, con el llamado a seguir agudizando la mirada frente al entramado de relaciones que se configuran en los procesos de abandono escolar y mucho más en tiempos de pandemia.

Detrás del “no querer” seguir estudiando en las actuales condiciones de la emergencia sanitaria, se devela una urdimbre de tensiones que mezcla las carencias de espacios adecuados para el aprendizaje en los hogares, desde el disponer una mesa, iluminación y silencios oportunos para la escucha y la interacción virtual; la intermitencia o ausencia de conectividad; la alimentación; el acompañamiento de las familias en los procesos aprendizaje, entre otros. En el país, solo un 21% de las escuelas rurales tienen conectividad y más del 60% de los estudiantes no tienen conexión permanente a internet o computador, pero, además de ello, existe un alto porcentaje de empleo informal, desempleo y mujeres que son cabeza de hogar, lo cual, tiene un alto impacto en la educación (Pérez, 2020).

Sumado a lo anterior, se encuentra la flexibilidad y apertura que la misma escuela con los recursos, formación y acompañamiento puede generar ante la contingencia, sabiendo que también a las instituciones las habita unas deudas históricas de respuesta estatal, que generan profundas desigualdades en términos de infraestructura, conectividad y plazas docentes completas, para brindar atención oportuna.

Es por ello, que analizar los procesos educativos sólo en términos de motivación intrínseca de los estudiantes y familias o desde las responsabilidades de la escuela, es una visión que limita las diferentes aristas que se presentan, requiere, además, tomar en cuenta los aspectos que están rodeando las miradas frente a las tareas escolares. Si bien, mantener la escuela abierta en la distancia y en medio de la contingencia es un gran acto de igualación de derechos, porque posibilita que, mayoritariamente independiente de las características de sus contextos, participen en la construcción del conocimiento.

En este orden de ideas, la deserción o no promoción, también opera como  una protesta silenciosa que se presenta como un grito de auxilio para la gestión en todos los niveles, desde el orden institucional, hasta el regional, nacional y latinoamericano, es un grito que reclama mayor justicia social, puesto que, la multiplicidad de factores que convergen en la deserción escolar, indican que  ésta es una consecuencia de  problemas inherentes a la escuela, la familia y la sociedad, los cuales,  atraviesan la vida escolar de los niños, niñas y adolescentes que no logran culminar sus estudios de educación básica.

Volviendo a la experiencia en la Institución Educativa Llanos de Cuivá, estos tiempos de pandemia, también han sido una oportunidad para revisar procesos y gestionar modificaciones al Proyecto Educativo Institucional (PEI), para lo cual, la Secretaría de Educación del Departamento en convenio con la Universidad de Antioquia, realizó una convocatoria a la que nos inscribimos y con un grupo de maestros que de forma voluntaria se sumaron al trabajo en equipo, actualizamos los principios y fundamentos del horizonte institucional, el análisis diagnóstico de la situación institucional, la fundamentación pedagógica y los proyectos pedagógicos obligatorios, lo cual hace camino para la actualización del PEI y para continuar con la misión que tenemos como institución, la cual se enfoca en brindar a los estudiantes desde el nivel de Preescolar hasta el grado Once, una educación fundamentada en el desarrollo de competencias, la justicia social, los principios éticos y ecológicos. Una educación de calidad que promueve y valora el pensamiento crítico y la construcción de conocimiento de forma colaborativa para dar respuesta a las exigencias del contexto, que requiere líderes, emprendedores y gestores de transformaciones sociales; con identidad y reconocimiento de la diversidad multicultural (PEI, IE. Llanos de Cuivá, 2020).

Asimismo, se implementó la página Web de la Institución https://iellanosdecuiva.edu.co/ y el sistema de notas por medio de la plataforma SINAI https://sinai.net.co/, lo que posibilita una mejor sistematización de los procesos evaluativos y mayor difusión de la información.

Para finalizar, les compartimos que le apostamos a la reestructuración de la planta física, la cual no tenía las condiciones pedagógicas adecuadas para el aprendizaje, es por ello, que con recursos institucionales acondicionamos algunos espacios, con los cuales soñamos recibir a la comunidad educativa en su regreso tras la contingencia vivida por la pandemia. Puesto que, pensamos que la calidad educativa es la suma de múltiples factores que configuran escenarios posibles.

Recopilación de antes y después de acceso, circulación, fachada y salones de la Educativa Llanos de Cuivá.
Recopilación de antes y después de acceso, circulación, fachada y salones de la Educativa Llanos de Cuivá.

Tal como se observa en la anterior imagen, lo diferente como comunidad educativa es lo que vamos construyendo en el día a día, que nos va generando una distancia con lo que ya éramos, pero que a su vez, lleva implícita la historia de lo que hemos sido. Es por ello, que dignificar el espacio escolar es posibilitar un escenario intermedio entre la escuela y la sociedad que actúa como un igualador de derechos, donde independiente del origen se puede acceder a espacios adecuados que contribuyen en la dinamización de los saberes, los cuales actúan como un pasaporte a mundos impensables, donde niños, niñas y adolescentes no solo podrán llegar a pensar lo inconcebible de una época, sino a vivir experiencias con las cuales se tejen una urdimbre de posibilidades que forjaran un futuro más esperanzador.


Bofill, F. (2020). Educació per canviar-ho tot. Desegregacció. Acció contra la segregació. Recuperado de https://fundaciobofill.cat

Bretones, E. (2020). Informe para la fundación Jaume Bofill igualdad de oportunidades y atención a la diversidad: Etnografía comparativa del impacto de la reforma sobre la igualdad de oportunidades en niñas y adolescentes de origen inmigrante y minoritario. Recuperado de https://fundaciobofill.cat/uploads/docs/z/a/u/g/7/4/c/g/b/1422-bretones-eva-pdf-mireia.pdf

Pérez, M. (2020). Volver o no volver a la escuela. II Conversatorio Nacional de Directivos Docentes FENDIDOC. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=vc3tAmED55A

Torres, A. (2019). Los alumnos pobres repiten cuatro veces más que los de familias con más recursos. Recuperado de https://elpais.com/sociedad/2019/12/04/actualidad/1575482923_262875.html

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Luz Angela Hernandez Castrillon
Doctorando en Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de la Plata en Argentina. Magister en Educación, Magister en Tecnologías Educativas y medios innovadores para la educación. Rectora de la Institución Educativa Llanos de Cuivá, Yarumal, Antioquia.

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