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Lectura crítica y formas de argumentación hoy

Este artículo pretende exponer unas líneas que surgieron como resultado de la experiencia de enseñanza en el área del lenguaje, el pensamiento crítico y la argumentación. Enfatizando en el desarrollo de la competencia argumentativa, a través de la articulación conceptual de una serie multiforme de prácticas de lectura y escritura, el proceso de enseñanza- aprendizaje del ejercicio del pensamiento crítico y la aplicación de la teoría fundamental de la argumentación hoy.

La idea principal en este texto es manifestar una impresión resultado de esta experiencia, la cual  demuestra por un lado que el desarrollo de la competencia argumentativa es fundamental en la formación de cualquier estudiante, y por otro, que las formas de comunicación múltiple, heterogéneas, coincidentes unas con las otras, y que se emplean al mismo tiempo entre los actores de la misma, en diversos programas de educación, nos ha llevado a transformar, adoptar una suerte de polidialogicidad en nuestros discursos, en las maneras de transmisión de los saberes específicos de los cursos, y también al cambio en las concepciones teóricas que los estudiantes vislumbran acerca de la enseñanza de la Lengua Castellana, y de asignaturas importantes hoy día como el pensamiento y la lectura crítica.

Esta preocupación por las formas efectivas de transmisión de los conocimientos acerca del cómo argumentar hoy, y la práctica concreta del pensamiento crítico a partir de la  recepción y producción de textos que contienen múltiples propósitos y que funcionan para diversos ámbitos, ha sido objeto de numerosas investigaciones, por ejemplo: Adrián Gimate-Welsh y Julieta Haidar en la compilación que titularon La argumentación, Ensayos de análisis de textos verbales y visuales (2013), interesados en la conjunción de diversos enfoques, métodos y estrategias para el análisis de textos cuyos procesos de construcción emplean formas y contenidos variados, ensamblando una multiplicidad de características discursivas y comunicativas en sus puestas en escena, los autores de los artículos de dicho texto manifiestan permanentemente la constante intención de tratar el tema de la argumentación y sus formas de cambio hoy. Esta constante preocupación no es ajena para el ámbito de los profesores de lengua materna y pensamiento crítico. Esto porque los jóvenes tanto estudiantes de instituciones de educación superior, como de secundaria y primaria, demuestran una capacidad innata para construir sistemas comunicativos que utilizan múltiples canales; variadas formulaciones lingüísticas que denotan una cambiante dialectología a veces muy difícil de comprender para quienes hacemos parte de otras esferas y generaciones, pero que a su vez expresan, (no siempre, también hay que decirlo aquí) bajos niveles de desarrollo argumentativo y criticidad en las estrategias empleadas.

Lo anterior se manifiesta concretamente en el ámbito de la enseñanza de asignaturas como pensamiento crítico y modelos para argumentar en los siguientes indicios: la dificultad para abordar un discurso complejo como por ejemplo el que expresan autores que escriben columnas de opinión, las cuales versan acerca de temas tan variados como la discusión sobre la dosis personal, la  legalización del aborto, los acuerdos de paz, etc; y comprender estos discursos en su naturaleza compositiva a partir del uso de herramientas conceptuales; también una dificultad para sutentar una posición interpretativa de dichos discursos a partir de argumentos validables en el texto leído; e igualmente para articular la comprensión de este discurso en un ensayo crítico que exprese no solo un conocimiento de los argumentos que esgrime el autor de la columna, sino también que funcione como manifestación de una sensibilidad o posición crítico-estética por parte de ese lector-estudiante.

La argumentación hoy

Si tomamos la hipótesis del “todo argumentativo” tal y como la expuso Jean-Blaise Grize: “cualquier discurso puede constituir una argumentación” (1996) hipótesis que nos lleva a la discusión acerca del sentido o finalidad comunicativa de quien produce este discurso, el cual puede ser elaborado utilizando diversos argumentos: visuales, verbales, auditivos. Es posible entonces decir que en la medida en que nuestras herramientas de enseñanza no se amolden a estas variadas y cambiantes formas de comunicación, y no se construyan las condiciones educativas para el ejercicio sistemático y mediado de los modelos argumentativos, los contenidos propuestos en cualquier proceso enseñanza-aprendizaje están condenados al fracaso.

Ahora bien, no excluyo las otras dos competencias comunicativas básicas, porque justamente el desarrollo de la competencia en el sentido crítico nos aporta una concepción no lineal sino más bien interactiva de explotación de tales facultades. Así lo explica Zubiría (2006) en su texto Las Competencias Argumentativas:

“El pensamiento se desarrolla mediante la ejercitación de las habilidades inferenciales y el aprendizaje de conceptos y redes conceptuales (Carretero, 1989). En el primer caso, la habilidad para pensar, deducir e inferir se desarrolla gracias al ejercicio sistemático y mediado, permitiendo con ello su consolidación. En el segundo caso, el aprehendizaje, la diferenciación y la reorganización de conceptos y redes conceptuales permiten nuevas representaciones mentales”. (Pág. 20).

Por consiguiente, puedo observar que mediante la ejercitación de las facultades innatas a través de operaciones argumentativas que implican la inserción de discursos de múltiples formas y canales comunicativos, muy bien diseñados estos ejercicios en los cuales el estudiante pueda articular toda una serie de herramientas teóricas en acciones argumentativas concretas, se buscaría el logro de una formación de calidad en lo concerniente al pensamiento crítico, tal y como lo afirma Zubiría (2006):

“En tanto operación intelectual la argumentación ocupa un escalón alto, dado que exige la construcción de proposiciones que soporten y apoyen ideas centrales ligadas todas ellas con contenidos particulares. Es cierto que demanda un dominio del pensamiento formal, pero también lo es el hecho de que representa un paso posterior a ésta. Es así como en las operaciones inductivas vamos de casos particulares a más generales de proposiciones singulares a proposiciones particulares y de éstas a otras más generales; en tanto en las operaciones deductivas procedemos en sentido contrario (…) En la argumentación se pueden utilizar, entre otros, los dos procedimientos anteriores, pero al hacerlo recurrimos a situaciones reales, multideterminadas, complejas y lo hacemos de manera ramificada y no lineal”. (Pág.-20).

Precisamente, es necesario contemplar estas operaciones intelectuales mediante actividades dirigidas a desarrollar las tres competencias básicas, pero a partir de la ejercitación de análisis de discursos complejos, utilizando unas herramientas comunicativas diversas en cuanto a la construcción misma de sus argumentaciones.

La idea principal en este texto es manifestar una impresión resultado de esta experiencia, la cual demuestra por un lado que el desarrollo de la competencia argumentativa es fundamental en la formación de cualquier estudiante.
La idea principal en este texto es manifestar una impresión resultado de esta experiencia, la cual demuestra por un lado que el desarrollo de la competencia argumentativa es fundamental en la formación de cualquier estudiante.

¿Qué significa argumentar hoy?

Argumentar hoy no es sólo dar razones para sustentar una posición o evaluación sobre un tema particular. Esta acción, que efectuamos con frecuencia ignorando lo que ella significa para la formación intelectual, resulta que -hoy día- combina variadas estrategias y diversos modelos narrativos, expositivos, auditivos, visuales, polimodales. De tal manera que la significación en la labor de análisis de este fenómeno con tales características debe fundamentarse precisamente ya no sólo en la palabra como materia prima, sino también en la utilización de un discurso en el cual el profesor o analista construya igualmente un material articulado de instrumentos que hagan uso de elementos de composición variados, heterogéneos, tal y como lo es hoy la comunicación. Estos elementos discursivos tienen como base la experiencia comunicativa en este mundo; el mundo de múltiples esferas: la de la vida, la virtual, y todas conjugadas en una sola.

Por tanto, este discurso eminentemente social, ha adquirido significaciones distintas por las dinámicas propias de esta época, de los distintos tipos de emisores-receptores, del grado de penetración de las intermediaciones en todos los grupos sociales, y hoy en día, del nivel de masificación de los medios y las tecnologías de la comunicación. Por estas razones, el ejercicio del pensamiento crítico y la argumentación, como operaciones intelectuales requieren cada vez más de una ejercitación y transformación constantes para su desarrollo acorde a los tiempos que estamos viviendo; precisamente la formación en lo primero a través de la ejercitación de la segunda, requiere del uso de diversas herramientas que hoy día ya no están restringidas al discurso verbal, y que se convierten en instrumentos tan importantes que ya constituyen formas comunicativas que vehiculan contenidos en ellas mismas tal y como podría hacerlo un argumento esgrimido en un ensayo, por ejemplo, que era la forma más utilizada en los dos siglos pasados para la transmisión del conocimiento.

Ahora bien, el fin último de toda argumentación sigue siendo convencer al otro. Esta intencionalidad se presenta de igual manera en un discurso literario, narrativo, oral, visual, o en un mensaje enviado a través de las redes sociales. Lo que finalmente pretendemos como actores de la comunicación es no sólo defender una posición crítica acerca de tal o cual concepción de vida, o política, o concepción estética acerca de un poema publicado y difundido por las redes sociales, sino también convencer al otro de que mi interpretación es sólida, y de que mi posición encuentra sustento en un enfoque particular, expresando una sensación surgida de la subjetividad pero defendiéndola con argumentos también variados pero concretos, razones observables en estos discursos.

Los problemas más visibles cuando iniciamos la enseñanza-aprendizaje del análisis argumentativo del discurso y de la lectura crítica

El problema fundamental que se nos presenta a los profesores de cualquier área o disciplina hoy es cómo hacer que el estudiante realmente inicie un proceso de desarrollo de las competencias, a través de las mediaciones actuales que nos circundan.  Una vez que el profesor ha explicado las concepciones teóricas en la búsqueda de dar respuesta a un fenómeno determinado, el estudiante a la hora de enfrentarse a estas concepciones, no logra articular sus sensaciones o percepciones de lectura crítica en un discurso argumentativo basado en razones. Prácticamente esta dificultad se presenta de igual manera en todas las áreas de enseñanza, y Anthony Weston (2001) lo sintetiza muy bien:

“Muchos estudiantes, invitados a argumentar a favor de sus opiniones respecto a determinada cuestión transcriben elaboradas afirmaciones de sus opiniones, pero no ofrecen una auténtica razón para pensar que sus propias opiniones son las correctas”. (Pág. 15)

He aquí la gran ruptura entre la educación y la comunicación real. En el campo de la enseñanza de la literatura y la lectura crítica, por ejemplo, ocurre que en los grados de secundaria y educación superior las concepciones teóricas, académicas, sobre la naturaleza de estos fenómenos son muy distintas y distantes de las que cotidianamente se ponen en práctica en las esferas del mundo de la vida. Así lo menciona Weston (2001):

“Estos cursos se interesan por los fundamentos de nuestras creencias y exigen de los estudiantes que cuestionen sus propias creencias y que sometan a prueba y defiendan sus propios puntos de vista. Las cuestiones que se discuten en los cursos de las universidades no son a menudo aquellas cuestiones tan claras y seguras del bachillerato”. (Pág. 16)

Sin embargo, esta distancia, justifica aún más la importancia de la enseñanza enfocada hacia el desarrollo de las competencias, y suscita la urgente decisión de parte de los profesores de lenguaje, de acercar cada vez más la concepción de las humanidades en general impartidas en los estamentos educativos, al conocimiento y reconocimiento que se construye en las esferas de la vida tanto virtual como material.

El desarrollo de la competencia en el sentido crítico nos aporta una concepción no lineal sino más bien interactiva de explotación de tales facultades.
El desarrollo de la competencia en el sentido crítico nos aporta una concepción no lineal sino más bien interactiva de explotación de tales facultades.

Argumentar por ejemplos

Aunque existen otros tipos o enfoques argumentativos, pienso que la argumentación por ejemplos es para el estudiante que inicia sus estudios el que ofrece mejores posibilidades didácticas para ser aprehendido al momento de abordar el análisis de un discurso complejo y ejercer una lectura crítica del mismo. Aquí el estudiante funda una idea de interpretación de tal discurso y con base en ejemplos que utilizan diversos elementos de composición: lo visual, la imagen, la palabra, lo auditivo, etc, construye los argumentos de apoyo que defiendan y sustentan su posición crítica.

No obstante, el estudiante, una vez haya comprendido las facilidades de abordaje en un análisis a través de ejercicios argumentativos cada vez más complejos, podrá incluso combinar formas de argumentación para construir sus posiciones críticas con más solidez.

Ahora bien, tanto Zubiría como Weston afirman que este enfoque de argumentación por ejemplos o empírica consiste simplemente en defender una idea central o tesis a partir de ejemplos que funcionen como ilustración y a la vez sustento de esta posición crítica que asume el estudiante. Lo que no nos dicen estos autores es que estos ejemplos pueden constituirse, y de hecho así se manifiestan, en argumentos polimodales a la hora de construir la lectura crítica.

En el caso del análisis de un discurso literario o de una columna de opinión, los ejemplos precisos ya no se encontrarían en el texto o en el conjunto de argumentos verbales que se aborden desde una perspectiva crítica específica, sino también en la cantidad de argumentos visuales, auditivos, corporales, espaciales, temporales, gráficos, de apoyo sobre los cuales se basan los diversos puntos de vista que hacen parte de la esfera de la vida.

La lectura crítica

Esta es una disciplina que ejerce básicamente la labor de la interpretación. Ahora, ¿Qué es interpretar un texto? ¿En qué consiste esta operación mental? Interpretar, como lo menciona Paul Ricoeur en su texto “Teoría de la interpretación”, no es sólo descomponer un discurso en sus partes  para luego dar cuenta de su funcionamiento interno. Interpretar implica también apropiarse de este discurso. Aquí Ricoeur (1995) menciona esta dialéctica:

“El problema de la escritura se vuelve un problema hermenéutico cuando se lo refiere a su polo complementario, la lectura. Emerge entonces una nueva dialéctica, la del distanciamiento y la apropiación. Por apropiación quiero decir la contraparte de la autonomía semántica, la cual desprendió al texto de su escritor. Apropiar es hacer “propio” lo que era “extraño”. (Pág. 55)

Es en esta dialéctica entre la apropiación y el distanciamiento en donde operan nuestras facultades mentales puestas en ejercicio en el desarrollo de la competencia interpretativa, propositiva y argumentativa, a partir de la recepción de un discurso complejo en su composición, y en el análisis del mismo.

Ricoeur (1995) lo confirma de esta manera:

“La distancia, entonces, no es simplemente un hecho, un supuesto, sólo la brecha espacial y temporal que se abre realmente entre nosotros y la apariencia de tal o cual obra de arte o discurso. Es un rasgo dialéctico, el principio de una lucha entre la otredad que transforma toda la distancia espacial  y temporal en una separación cultural y lo propio, por lo cual todo el entendimiento apunta a la extensión de la autocomprensión. El distanciamiento no es un fenómeno cuantitativo; es la contraparte dinámica de nuestra necesidad, nuestro interés y nuestro esfuerzo para superar la separación cultural. La escritura y la lectura tienen lugar en esta lucha cultural.” (Pág. 56)

Y más adelante Ricoeur nos habla específicamente del papel de la lectura en esta lucha:

“La lectura es el pharmakón, el “remedio” por el cual el sentido del texto es “rescatado” de la separación del distanciamiento y colocado en una nueva proximidad, proximidad que suprime y preserva la distancia cultural e incluye la otredad dentro de lo propio”. (Pág. 56)

Así, de esta manera, con ejercitaciones de análisis argumentativo de discursos multimodales concretos, es como podremos ir, paulatinamente, estableciendo niveles cada vez más complejos de apropiación de estos discursos a través del hacer dialéctico de la argumentación y la lectura crítica, utilizando conceptualizaciones teóricas que nos aportan evaluaciones diversas sobre el fenómeno en cuestión.

¿Qué es interpretar un texto? ¿En qué consiste esta operación mental?
¿Qué es interpretar un texto? ¿En qué consiste esta operación mental?

Partiendo de las percepciones aquí expuestas acerca de esta interdialogicidad entre los ejercicios argumentativos, el conocimiento y reconocimiento de las distancias culturales entre lo otro y el yo, la lectura crítica en su enseñanza-aprendizaje, se debe resaltar que este tipo de formas y contenidos resultan cada vez más relevantes para el desarrollo de las competencias comunicativas en los estudiantes, por cuanto proporcionan espacios para la expresión de saberes específicos que aún no se encuentran inmersos en las esferas académicas, en el quehacer universitario, por ejemplo, la formación pedagógica, y el desarrollo humano.

Por otro lado, es importante anotar que la aplicación de una reflexión permanente sobre las prácticas de aula basadas en estrategias argumentativas que impliquen diversos discursos en forma de argumentos no sólo verbales, sino también visuales, digitales, corporales, gráficos, espaciales y temporales, pueden hacer posible la toma de posición por parte de los estudiantes frente a temas que no solo se relacionan con los saberes específicos de las asignaturas, sino con los diferentes tópicos de la vida diaria. Es decir, este tipo de prácticas permite la transferencia de conocimientos y estrategias de análisis, aprendizaje y producción textual a otras esferas como la realidad social, política, económica, entre otras.

Ahora bien, la interdisciplinariedad entre asignaturas no solo incide en la formación conceptual de los estudiantes, sino en su formación pedagógica toda vez que permite pensar en la posibilidad de adoptar otros enfoques teóricos y metodológicos en la práctica docente.

Para finalizar, a partir de la expresión de los estudiantes sobre diversos de tópicos, se puede afirmar que en esta experiencia se efectúa una acción que vislumbra una completa transformación axiológica, ética, estética, política, y moral en los jóvenes hoy y la academia necesita adecuarse a estos cambios a partir de amplias elaboraciones teóricas.


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Luis Fernando López Noriega
Candidato a Doctor en Letras de la Universidad Nacional de Córdoba-Argentina. Magíster en Literatura Hispanoamericana Instituto Caro y Cuervo - Bogotá. Profesional en Lingüística y Literatura Universidad de Cartagena - Colombia. Profesor Asociado Departamento de Español y Literatura Universidad de Córdoba - Colombia.

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